La
lucha por la consecución de una igualdad de oportunidades real y efectiva
parece no tener fin. Está marcada por unos objetivos muy claros que se muestran
difíciles de alcanzar si no promovemos un cambio en la sociedad desde la base.
Según
el último informe de CC.OO publicado en la Gaceta Salarial de febrero de 2017,
la brecha salarial ha aumentado hasta el 30%, de tal manera que las mujeres tendríamos que trabajar hasta 109 días más
al año para ganar el mismo salario que un hombre. Una brecha que se explica
por el mayor número de contratos a media jornada hechos a mujeres (y aún así,
un hombre a media jornada cobra de media unos 340 € más que una mujer al año,
una diferencia que a jornada completa asciende a más de 3.000 €), el mayor
número de mujeres en empleos de baja cualificación, la concentración de mujeres
en ocupaciones de rango medio y la baja concentración de éstas en ocupaciones
de alto rango, a pesar del nivel formativo, etc. Por otro lado, según el
Instituto Nacional de Estadística, en el cuarto trimestre de 2016, 8,4 millones
de mujeres tienen empleo, 2,1 millones está en el paro y otras 9,2 millones de
mujeres de 16 y más años son llamadas “inactivas”, pese a realizar más de dos tercios de los 144 millones de
horas diarias de trabajo no remunerado en cuidados, particularmente
infancia y personas en situación de dependencia.
En
el campo de la ciencia, en España el porcentaje de investigadoras es de tan
sólo un 39%. A pesar de tener un porcentaje por encima de la Unión Europea (que
tiene un 33%) es un porcentaje que se ve
inalterado desde 2009. Además, no
hay mujeres dirigiendo centros de investigación públicos y sólo un 21% de los
catedráticos son mujeres, a pesar de que el 50% de doctorandos son mujeres,
según el informe Científicas en Cifras 2015 del Ministerio de Economía,
Industria y Competitividad. Las niñas se enfrentan desde pequeñas a roles de género, que las hacen alejarse de
las materias de ciencias en los colegios (como indica el último informe
PISA).
Que
las mujeres sufren discriminación y violencia por el simple hecho de ser mujer
es un hecho. Desde el Consejo de la
Juventud de Extremadura, con su iniciativa Cuadernos Violetas, se hacen eco de testimonios de mujeres jóvenes
(y no tan jóvenes) que relatan casos de
acoso callejero, violencia física, psíquica, sexual, discriminación en el
ámbito laboral, deportivo o formativo(que comprenden desde estudios
primarios hasta estudios superiores universitarios y post universitarios).
Por
otra parte, las víctimas oficiales por violencia de género en España a día de
hoy ascienden a 12, una más que el año pasado, y en un mes de febrero tan negro que no se recuerda desde 2010, como
indican fuentes de Feminicidio.net. Y eso contando solamente las víctimas
oficiales, aquellas que cuentan en las estadísticas por violencia de género,
que son las asesinadas por su pareja o ex pareja, y no todas aquellas asesinadas que lo son por el hecho de ser mujeres,
como informa el Convenio de Estambul
suscrito por España en 2014 (y a pesar de ello seguimos sin modificar la
Ley 1/2004 de 28 de diciembre de medidas
de protección integral para la violencia de género, como nos
comprometimos en la ratificación del Convenio de Estambul, porque para los
hombres que nos gobiernan parece ser que los feminicidios es algo secundario y
que nos tenemos que conformar con dejar las cosas como están). Esta es una de las causas por las que en la
Puerta del Sol de Madrid, cuna del movimiento 15M, seis mujeres lleven acampadas más de una semana reclamando un pacto de
Estado contra la violencia machista y la introducción de la figura del
feminicidio en la Ley 1/2004 (que volvemos a recordar, está ya contemplado en
el Convenio de Estambul, ratificado por España, pero no ha llevado a cabo las
modificaciones necesarias a las que se comprometió en la firma de dicho
convenio). Estas luchadoras en huelga de
hambre todavía no han recibido respuestas de las instituciones, más que una
carpa prestada por el Ayuntamiento de Madrid. Pero su respuesta es firme: “No
pensamos movernos de aquí. Ellos deciden a cuántas mujeres quieren recordar el
próximo 8 de marzo”.
El
año pasado ha sido un año de continua lucha feminista que da lugar a que se
empiece a gestar el paro convocado. Todo empieza a germinar cuando el 3 de
octubre de 2016 se lleva a cabo una huelga de un día de mujeres en Polonia,
tras el intento de penalización del aborto por parte del Gobierno, que obliga
al mismo a retractarse. Posteriormente se suma a paros de una hora y masivas
protestas Argentina, tras la brutal violación grupal y asesinato de una menor
de 16 años, que fue el detonante en un mes negro de feminicidios, y la brutal
represión que sufrieron en el Encuentro Nacional de Mujeres. En Estados Unidos
se inicia la Marcha de las Mujeres (Women’s March) en contra del ascenso al
poder de Donald Trump, por sus políticas manifiestamente misóginas, xenófobas y
lgtbfóbicas, que perjudican notablemente a mujeres, personas extranjeras y
personas lgtb+, pero, muy especialmente, a mujeres con doble o incluso triple
condición de opresión (mujer lesbiana, mujer trans, mujer extranjera, mujer
lesbiana extranjera…). Así, luchando contra las opresiones que sufrimos las
mujeres, se gesta la conciencia para preparar este llamamiento a un Paro
Internacional el próximo 8 de marzo tanto en el ámbito productivo y de cuidados,
a los que actualmente se suman países como Argentina, Australia, Bolivia,
Brasil, Chile, Costa Rica, República Checa, Ecuador, Inglaterra, Francia,
Alemania, Guatemala, Honduras, Islandia, Irlanda del Norte, Irlanda, Israel,
Italia, México, Nicaragua, Perú, Polonia, Rusia, El Salvador, Escocia, Corea
del Sur, Suecia, Togo, Turquía, Uruguay, Estados Unidos y, recientemente,
España. Consiste en abandonar sus puestos de trabajo de manera voluntaria y
dejar de encargarse de las tareas del hogar en protesta contra la violencia
machista, porque las mujeres estamos hartas de la misoginia y el discurso
contra lo que llaman “ideología de género” por parte de las personas públicas;
hartas de la intervención de la Iglesia en las decisiones sobre nuestros
cuerpos; hartas de que lesbianas y transexuales no aparezcan en las cifras
oficiales de asesinadas por machismo; hartas de no recibir respuestas de las
instituciones democráticas; hartas de que los medios de comunicación hagan a
veces una labor de desinformación, más que de información; hartas de recibir
insultos y amenazas por defender nuestros derechos más fundamentales; hartas de
enfrentarnos a trabajos precarios por la falta de conciliación; hartas de que
mercantilicen nuestros cuerpos; hartas de cobrar menos por el simple hecho de
ser mujeres; hartas de que las labores domésticas no sean reconocidas; hartas
de la violencia institucional; hartas del patriarcado, que nos oprime y nos
quiere sumisas.
En España el paro está
convocado de 12:00 a 12:30 horas del día 8 de marzo del presente año, y será de
carácter total: paro
productivo y paro de cuidados. Para unirnos con nuestras compañeras a un grito
común: “Si nuestros trabajos no importan, produzcan sin nosotras”.
Es por todo ello que
solicitamos al Sr. Alcalde, así como al Equipo de Gobierno:
PRIMERO.- Que decidan apoyar, promover y secundar
el paro de mujeres convocado para el próximo 8 de marzo entre la plantilla de
trabajadoras del Ayuntamiento, así como a nivel local para que toda mujer que
lo desee se sienta libre de unirse a la lucha por sus derechos.
SEGUNDO.- Que en caso de promover secundar y
apoyar el paro, convocando para ello además del paro una lectura de manifiesto,
solicitamos expresamente que dicho acto sea llevado EXCLUSIVAMENTE por mujeres
para fomentar la visibilización de éstas y evitar la apropiación de la lucha.
En
solidaridad con las compañeras de Sol y con todas y cada una de las mujeres que
sufren violencia (física, psíquica, sexual, institucional) por el mero hecho de
ser mujer, aquí y en todas partes del mundo. Porque somos el 50% de la población, y si paramos, el mundo se para.
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